Mientras elaboraban los alumnos/as las clásicas pavitas, han ido memorizando el antiquísimo poema sobre san Marcos:
¡Agua, san Marcos,
rey de los charcos!
Para mi triguito,
que ya está bonito;
para mi cebada,
que ya está granada;
para mi melón,
que ya tiene flor;
para mi sandía,
que ya está florida;
para mi aceituna,
que ya tengo una.
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